jueves, 3 de diciembre de 2009

TOTAL ECLIPSE OF HEART, Bonnie Tyler




Como hacía tiempo que había dicho en mi casa que el viernes salía, pues sí que salí. Me fui a la bi­blioteca municipal, a la zona de internet. Cada orde­nador tiene sus auriculares ahí. Yo me puse los míos y busqué en YouTube a la cantante ronca de la que se había enamorado el padre de Vera en su adolescencia. Se llama Bonnie Tyler. Qué cosas, la cantante sigue viva, pero el padre de mi amigo, que tenía diecisiete años cuando Bonnie tenía veintiséis, está muerto. Hay un vídeo en YouTube. Bueno, hay la tira, pero había uno de 2002, o sea, que Bonnie ahí tiene cin­cuenta y un años, es ya mayor de lo que nunca será el padre de Vera. Está en Noruega, en lo que parece un programa de televisión con un grupo noruego. Y ha­blan un poco. El cantante de! grupo de rock dice que él oyó mucho a Bonnie Tyler, y ella le interrumpe di­ciendo: when you where a little boy, cuando eras un crío, y todos ríen. Ella ahí debe de tener unos quince o quizá veinte años más que ese cantante. Tiene una melena rubia pero no trata de aparentar ser más jo­ven, parece eso, un señora de cincuenta años que vis­te con pantalones de cuero y lleva la melena teñida. Tiene algunas arrugas y no está delgada.
El caso es que empiezan a cantar los dos juntos esa canción, «Total eclipse of the heart», la que yo le canté al padre de Vera: And I need you now tonight, and I need you more than ever... Ahora se ha puesto de moda que los cantantes hagan giras juntos, y se mez­clen y canten unos las canciones de otros, pero a mí casi siempre me suena a falso, a lo amiguetes que son y todo eso. En el vídeo que te digo no pasa, supongo que porque no deja de ser una situación absurda: esa can­tante, que ya es una señora, en Noruega, con un tipo mucho más joven, hablando en noruego sin subtítulos o en un inglés ronco y desgarrado aunque esté hacien­do bromas; luego el noruego se irá a su casa y ella a su hotel, no es una gira que vayan a repetir por varias ciu­dades siempre presumiendo de lo amigos que son. Y la canción, bueno, es bastante cursi: eclipse total del cora­zón, imagínate. Pero a pesar de todo no es blanda. En parte por la música, en parte por la voz rota de Bonnie Tyler, y también por la del noruego, que no es u.n can­tante pop ni un cantautor susurrante: tiene pinta de rockero nórdico. Los rockeros nórdicos parecen distin­tos. No puede ser lo mismo hacer rock en Estados Unidos que hacerlo en Noruega o en Finlandia; mien­tras suena la guitarra eléctrica y el bajo, por la ventana ves pasar a la gente con botas de esquiar o como sea que anden cuando la nieve cubre medio metro, pero no es sólo el frío: es estar allí arriba. A veces ves a al­guien y sabes que lleva dentro un punk-rocker escandi­navo, encallado en esas penínsulas cerca de ningún si­tio, que intenta seguir tocando con fuerza y dignidad.
Bueno, pues la señora mayor que mi madre y el rockero nórdico se ponen a cantar, juntos, y yo sé que ellos sí tienen música. Si alguien me hubiera visto en la biblioteca, se habría quedado pálido. Sola, con un libro de texto abierto para disimular, los auriculares puestos y esas lágrimas que sólo te ponen los ojos bri­llantes, pero supercontenta. Luego dejé de mirar el vídeo, me limitaba a oírles: estaban juntos, ¿sabes?, en ese momento, sin rollos de amor ni rollos melodra­máticos de scouts y que no nos separemos. Algunos dicen que la música es un sitio, pero yo creo que no es sólo eso: me refiero a que, por ejemplo, el estudio de televisión en donde estaban sí que era un sitio, pero no pasaba nada especial mientras hablaban. Pue­de que estuvieran a gusto, y eso transmite simpatía, y punto. En cambio, cuando entraron en la canción ya no estaban sólo en el estudio, y no se habían ido a otra parte.

página 32, página 33

No hay comentarios:

Publicar un comentario