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jueves, 13 de enero de 2011

AUNQUE TÚ NO LO SEPAS, Juan Vicente Córdoba

Siguiendo el "Efecto Dominó", una nueva pieza: Juan Vicente Córdoba, cineasta madrileño del que recomendamos, por ejemplo, su corto Entrevías, se inspiró en el poema de García Montero y en el relato de Almudena Grandes, para su primer largometraje: Aunque tú no lo sepas. (2000)

Así lo relataba en El Cultural:

¿Cuál fue el detonante? En realidad fueron dos: un relato de Almudena Grandes (El lenguaje de los balcones, incluido en el volumen Modelos de mujer) y un poema de Luis García Montero -“Aunque tú no lo sepas, yo te he visto/cruzar la puerta sin decir que no,/pedirme un cenicero, curiosear los libros,/responder al deseo de mis labios/con tus labios de whisky,/seguir mis pasos hasta el dormitorio”-.
Aunque tú no lo sepas es la historia de Juan y Lucía, dos jóvenes que se necesitan sin saberlo, que sólo se conocen a través de miradas furtivas de un balcón a otro, que se inventan un amor para sobrellevar el desasosiego de los días, y a los que la inercia del destino (ella es de familia burguesa, él es de un barrio obrero) une y desune poniendo a prueba el poder de sus voluntades para cambiar el curso de sus vidas, tanto en la adolescencia (años setenta) como en la edad adulta (tiempo presente).


Curiosidades: en la adaptación la protagonista que padece ese amor platónico se llama Lucía. La canción que sirve de "motivo temático" a las obsesiones de Juan no es Todo tiene su fin de Los Módulos, sino Lucía de Joan Manuel Serrat.

miércoles, 12 de enero de 2011

EL VOCABULARIO DE LOS BALCONES, Almudena Grandes

El poema Aunque tú no lo sepas de Luis García Montero, además a Quique González, inspiró a Almudena Grandes. Ella escribió este magnífico relato, contenido en esta colección de cuentos.

ALMUDENA GRANDES, Modelos de mujer, Tusquets, Barcelona, 1996, pp. 135-160

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EL VOCABULARIO DE LOS BALCONES

Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.
Habitaciones separadas,
LUIS GARCÍA MONTERO

No hay escalera sin barandilla ni hortera sin zapatos de rejilla, solíamos decir en aquella época, pero lo peor no era la abominable trama entretejida con tiritas de cuero marrón que estigmatizaba cruelmente sus empeines, sino el grosero repiqueteo de esos tacones —tap tap tap tap—, que acechaban mis pasos cuatro veces al día, todas las mañanas y todas las tardes, de casa al instituto, del instituto a casa, y vuelta a empezar. De vez en cuando, mientras cambiaba de acera en cada semáforo para que, por lo menos, le costara trabajo seguirme, me preguntaba por qué se empeñaría él en llevar todos los días a clase aquellos zapatos de domingo, siempre impecables, tan lustrosos y brillantes, aunque sus costuras ya hubieran empezado a reventar. Él no necesitaba esos tacones, una base insólita para sus eternos pantalones de chándal de espuma azul, porque era un chico muy alto, pero aquel mínimo detalle no bastaba para convertir en un misterio el vulgar acertijo de su existencia.

No hay parto sin dolor, ya se sabe, ni hortera sin transistor, y él, naturalmente, solía llevar un transistor pegado a la oreja, el volumen a tope mientras me esperaba, emboscado en la esquina de mi casa. Algunas tardes, el eco melancólico, antiguo, de aquella canción que le gustaba tanto me advertía de su presencia antes aun que la sombra de su figura escurrida y triste, tan larga y, sin embargo, tan extrañamente desamparada. Luego, sus tacones —tap tap tap tap— ponían una nota de más en la dulzona salmodia de aquel amor terminal y desgarrado que nos acompañaba, eso da igual, ya nada importa, San Bernardo abajo, San Bernardo arriba, todo tiene su fi-i-i-in,como una profecía incapaz de cumplirse.

No sé cómo le aguantas me decía mi prima Ángeles, que por aquel entonces ya había conseguido que todas sus amistades la llamaran Angelines, abreviatura madrileña que ella encontraba muy fina, pero que en casa, mal que la pesara, seguía siendo Angelita, y por muchos años. Es que es lo que le faltaba ya al tío, que le gusten Los Módulos...

viernes, 10 de diciembre de 2010

LUIS GARCÍA MONTERO

Luis García Montero (Granada, 1958) es poeta y Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada. Ha publicado más de veinticinco poemarios y varios libros de ensayo. Recibió el Premio Adonáis en 1982 por El jardín extranjero, el Premio Loewe en 1993 y el Premio Nacional de Literatura en 1994 por Habitaciones separadas. En 2003, con La intimidad de la serpiente, fue merecedor del Premio Nacional de la Crítica.

jueves, 13 de mayo de 2010

AUNQUE TU NO LO SEPAS, Luis García Montero

Hay una frase que sí me gusta, creo que la puso Quique González, que hizo esa letra a partir de un poema.
página 52


AUNQUE TÚ NO LO SEPAS

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.

Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.



Luis García Montero, Habitaciones separadas, Visor, Madrid, 1994, pp. 50-51