viernes, 14 de enero de 2011

[...SALIR A MATAR DRAGONES]

"Muchos días prefiero consolar y no que me consuelen, defender y no que me defiendan. Prefiero salir en vez de quedarme esperando a que vuelva alguien. Y aunque ya no siempre sea así, aunque a veces mi madre se vaya de viaje y sea mi padres quien va a buscarla, no sé, es que los chicos se han pasado la vida viéndose en todas partes como los que llevan el barco. He oído a pocos que digan: me encantaría quedarme aquí y que vinieran a salvarme. No se trata de ser valiente. A lo mejor es incluso al revés. Porque lo que da más miedo es estar esperando y no poder hacer nada. Da mucho más miedo eso que salir a matar dragones."
páginas 63-64


La leyenda de San Jorge es muy fecunda. Una de las versiones más extendidas en Occidente cuenta que un dragón exigía a los ciudadanos sacrificios humanos para conseguir agua de la fuente. Cuando el dragón está apunto de devorar a la princesa, el cristiano Jorge, lo mata salvándola. En agradecimiento, todos los habitantes del reino se convierten al cristianismo.





MANERAS DE VIVIR, Leño

Volví al salón. En las estanterías había muchos libros y algunas fotos. Bastante arriba, en una foto sin enmarcar, estaba el padres de Vera. Me descalcé y me puse de pie sobre un sillón para poder cogerla. Me vino Leño a la cabeza: "Descuélgate del estante / y si te quieres venir / tengo una plaza vacante / maneras de vivir".
página 56


MANERAS DE VIVIR


No pienses que estoy muy triste
si no me ves sonreír
es simplemente despiste
maneras de vivir.
Me sorprendo del bullicio
y ya no sé qué decir
cambio las cosas de sitio
maneras de vivir.
Voy cruzando el calendario
con igual velocidad
subrayando en mi diario
muchas páginas.

Te busco y estás ausente
te quiero y no es para ti
a lo mejor no es decente
maneras de vivir.

Voy aprendiendo el oficio
olvidando el porvenir
me quejo sólo de vicio
maneras de vivir.

No sé si estoy en lo cierto
lo cierto es que estoy aquí
otros por menos se han muerto
maneras de vivir.

Descuélgate del estante
y si te quieres venir
tengo una plaza vacante
maneras de vivir


LEÑO, En directo, Chapa/Zafiro, Madrid, 1981.
Ana Acción

jueves, 13 de enero de 2011

AUNQUE TÚ NO LO SEPAS, Juan Vicente Córdoba

Siguiendo el "Efecto Dominó", una nueva pieza: Juan Vicente Córdoba, cineasta madrileño del que recomendamos, por ejemplo, su corto Entrevías, se inspiró en el poema de García Montero y en el relato de Almudena Grandes, para su primer largometraje: Aunque tú no lo sepas. (2000)

Así lo relataba en El Cultural:

¿Cuál fue el detonante? En realidad fueron dos: un relato de Almudena Grandes (El lenguaje de los balcones, incluido en el volumen Modelos de mujer) y un poema de Luis García Montero -“Aunque tú no lo sepas, yo te he visto/cruzar la puerta sin decir que no,/pedirme un cenicero, curiosear los libros,/responder al deseo de mis labios/con tus labios de whisky,/seguir mis pasos hasta el dormitorio”-.
Aunque tú no lo sepas es la historia de Juan y Lucía, dos jóvenes que se necesitan sin saberlo, que sólo se conocen a través de miradas furtivas de un balcón a otro, que se inventan un amor para sobrellevar el desasosiego de los días, y a los que la inercia del destino (ella es de familia burguesa, él es de un barrio obrero) une y desune poniendo a prueba el poder de sus voluntades para cambiar el curso de sus vidas, tanto en la adolescencia (años setenta) como en la edad adulta (tiempo presente).


Curiosidades: en la adaptación la protagonista que padece ese amor platónico se llama Lucía. La canción que sirve de "motivo temático" a las obsesiones de Juan no es Todo tiene su fin de Los Módulos, sino Lucía de Joan Manuel Serrat.

miércoles, 12 de enero de 2011

EL VOCABULARIO DE LOS BALCONES, Almudena Grandes

El poema Aunque tú no lo sepas de Luis García Montero, además a Quique González, inspiró a Almudena Grandes. Ella escribió este magnífico relato, contenido en esta colección de cuentos.

ALMUDENA GRANDES, Modelos de mujer, Tusquets, Barcelona, 1996, pp. 135-160

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EL VOCABULARIO DE LOS BALCONES

Si alguna vez la vida te maltrata,
acuérdate de mí,
que no puede cansarse de esperar
aquel que no se cansa de mirarte.
Habitaciones separadas,
LUIS GARCÍA MONTERO

No hay escalera sin barandilla ni hortera sin zapatos de rejilla, solíamos decir en aquella época, pero lo peor no era la abominable trama entretejida con tiritas de cuero marrón que estigmatizaba cruelmente sus empeines, sino el grosero repiqueteo de esos tacones —tap tap tap tap—, que acechaban mis pasos cuatro veces al día, todas las mañanas y todas las tardes, de casa al instituto, del instituto a casa, y vuelta a empezar. De vez en cuando, mientras cambiaba de acera en cada semáforo para que, por lo menos, le costara trabajo seguirme, me preguntaba por qué se empeñaría él en llevar todos los días a clase aquellos zapatos de domingo, siempre impecables, tan lustrosos y brillantes, aunque sus costuras ya hubieran empezado a reventar. Él no necesitaba esos tacones, una base insólita para sus eternos pantalones de chándal de espuma azul, porque era un chico muy alto, pero aquel mínimo detalle no bastaba para convertir en un misterio el vulgar acertijo de su existencia.

No hay parto sin dolor, ya se sabe, ni hortera sin transistor, y él, naturalmente, solía llevar un transistor pegado a la oreja, el volumen a tope mientras me esperaba, emboscado en la esquina de mi casa. Algunas tardes, el eco melancólico, antiguo, de aquella canción que le gustaba tanto me advertía de su presencia antes aun que la sombra de su figura escurrida y triste, tan larga y, sin embargo, tan extrañamente desamparada. Luego, sus tacones —tap tap tap tap— ponían una nota de más en la dulzona salmodia de aquel amor terminal y desgarrado que nos acompañaba, eso da igual, ya nada importa, San Bernardo abajo, San Bernardo arriba, todo tiene su fi-i-i-in,como una profecía incapaz de cumplirse.

No sé cómo le aguantas me decía mi prima Ángeles, que por aquel entonces ya había conseguido que todas sus amistades la llamaran Angelines, abreviatura madrileña que ella encontraba muy fina, pero que en casa, mal que la pesara, seguía siendo Angelita, y por muchos años. Es que es lo que le faltaba ya al tío, que le gusten Los Módulos...