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Así lo relataba en El Cultural:
¿Cuál fue el detonante? En realidad fueron dos: un relato de Almudena Grandes (El lenguaje de los balcones, incluido en el volumen Modelos de mujer) y un poema de Luis García Montero -“Aunque tú no lo sepas, yo te he visto/cruzar la puerta sin decir que no,/pedirme un cenicero, curiosear los libros,/responder al deseo de mis labios/con tus labios de whisky,/seguir mis pasos hasta el dormitorio”-.
Aunque tú no lo sepas es la historia de Juan y Lucía, dos jóvenes que se necesitan sin saberlo, que sólo se conocen a través de miradas furtivas de un balcón a otro, que se inventan un amor para sobrellevar el desasosiego de los días, y a los que la inercia del destino (ella es de familia burguesa, él es de un barrio obrero) une y desune poniendo a prueba el poder de sus voluntades para cambiar el curso de sus vidas, tanto en la adolescencia (años setenta) como en la edad adulta (tiempo presente).
Aunque tú no lo sepas es la historia de Juan y Lucía, dos jóvenes que se necesitan sin saberlo, que sólo se conocen a través de miradas furtivas de un balcón a otro, que se inventan un amor para sobrellevar el desasosiego de los días, y a los que la inercia del destino (ella es de familia burguesa, él es de un barrio obrero) une y desune poniendo a prueba el poder de sus voluntades para cambiar el curso de sus vidas, tanto en la adolescencia (años setenta) como en la edad adulta (tiempo presente).
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Curiosidades: en la adaptación la protagonista que padece ese amor platónico se llama Lucía. La canción que sirve de "motivo temático" a las obsesiones de Juan no es Todo tiene su fin de Los Módulos, sino Lucía de Joan Manuel Serrat.
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